Autorías y miradas: el arquitecto y el dibujante
Autorías
y miradas: el arquitecto y el dibujante
Ana
Yanguas Álvarez de Toledo
Escuela
Técnica Superior de Arquitectura. Universidad de Sevilla.
SUMARIO
El
presente texto acomete un recorrido a lo largo de algunas de las relaciones que
se establecen entre Arquitectura y Dibujo, consideradas fundamentales para
cualquier aproximación a la arquitectura dibujada. El acercamiento se produce
desde dos vías: la de la autoría, acometida por el autor, el arquitecto y la de
la mirada del dibujante arquitecto, que tras que leer perceptivamente
arquitecturas ajenas, las dibuja.
PALABRAS CLAVE
Arquitectura;
Dibujo de arquitectura; Dibujos de la Acrópolis de Atenas; Eero Saarinen dibujo
de la Opera de Sydney.
Architecture; Architectural
drawing; Acropolis of Athens´ drawings. Eero
Saarinen´s Opera House drawing.
RESUMEN
El
presente texto acomete un recorrido a lo largo de algunas de las relaciones que
se establecen entre Arquitectura y Dibujo, consideradas fundamentales para
cualquier aproximación a la arquitectura dibujada. Este acercamiento se produce
desde dos vías: la de la autoría, acometida por el autor, el arquitecto y la de
la mirada, acometida por el lector, el arquitecto-dibujante, que tras leer
perceptivamente, bajo su atenta mirada, arquitecturas ajenas, las dibuja.
Se
distingue entre el dibujo de la arquitectura que es, ya, realidad
arquitectónica y el dibujo como anticipación y tránsito hacia la arquitectura
que aún no es, que será. El dibujo y la arquitectura se aproximan, así, de dos maneras diametralmente opuestas: una
que, mediante la percepción, produce dibujos de lo ya existente,
estableciéndose vínculos diversos entre ambas realidades, y la otra, que se
sumerge en el dibujo utilizándolo como conformador de una realidad futura,
hasta su completa definición. La segunda de las maneras enunciadas tiene lugar
a lo largo del proceso de producción de la arquitectura, labor genuina del
arquitecto, mientras que la primera carece de nomenclatura como ejercicio de
una profesión específica.
Arquitectos
y dibujantes, podría decirse. Pero el arquitecto, en ambos casos, dibuja, tanto
si es autor –arquitecto- de la arquitectura que gesta como si es
dibujante de arquitecturas ajenas.
Arquitecturas
de: Bramante, el Templete de San Pietro in Montorio ; de Utzon, la Ópera de
Sydney, de Le Corbusier, la Villa le Lac y de Schinkel, el proyecto para
Palacio Real en la Acrópolis, nos acompañaran a lo largo de este recorrido
desde la autoría. Dibujos de Michael Graves, Louis Kahn, Eero Saarinen y Le
Corbusier muestran algunas de sus lecturas hacia arquitecturas ajenas, sus
particulares miradas -instruidas, educadas, formadas- desde dentro de la
disciplina, desde la arquitectura.
VIEWS AND AUTHORSHIP. THE ARCHITECT AND THE DRAUGHTSMAN.
This paper undertakes a
journey along some of the relationships that exist between architecture and
drawing, which are considered essential to any approach to architectural
drawing. This approach comes from two channels: authorship, undertaken by the
author, the architect, and the view, undertaken by the reader, the draftsman,
who after reading perceptually, under his watchful eye, else´s architectures,
draws them.
It is made a
distinction between the drawing of architecture which is yet real and the
architectural drawing as a translation to future architecture. Drawing and
architecture approach themselves on two diametrically opposite ways: first by
perception, that produced drawings of what already exists establishing links
between these two realities, and second, which is immersed into drawing using
it as a shaper of a future reality , until its complete definition. This second
way takes place along the production process of architecture, genuine work of
the architect, while first one is no naming as an
exercise of a specific profession.
Architects and draughtsman might
we say. But the architect, in both cases, draws , whether it is the architect-
author of the architecture who develops as if he is the draftsman of else´s
architectures. Architectures of: Bramante , the Temple of San Pietro in
Montorio; Utzon, the Sydney Opera House , Le Corbusier , the Villa le Lac and
Schinkel , the project for the Royal Palace at The Acropolis, accompany us
along this route from authoring . Drawings by Michael Graves, Louis Kahn, Eero
Saarinen and Le Corbusier show some of his readings toward else´s
architectures, their peculiar sight –instructed, educated , trained - from
within the discipline , from architecture .
CURRICULUM VITAE.
·Arquitecto.
Escuela Técnica Superior de ARQUITECTURA. Universidad de Sevilla. 1988.
·Doctor
en Arquitectura. Universidad de Sevilla, 2016. Tesis doctoral: Los inicios. El
dibujo como pensamiento de la arquitectura. Bocetos.
·Becas
comunitarias para estancias en Atenas, Copenhague, Jyväskylä y Viena.
·Profesor
del Departamento de Expresión Gráfica Arquitectónica. Universidad de Sevilla.
Desde 1989. Miembro Tribunal Fin de Carrera bilingüe. Curso 2009/2010.
·Secretario.
Junta de Demarcación en Sevilla. COAAndalucía Occidental. 1992-2000.
·Patrono
fundacional. Fundación FIDAS. Secretario del patronato. 2004-2006.
·Director
Semana de la Arquitectura de Sevilla. Segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta
y ediciones: 2003, 2004, 2005, 2006 y 2007. Directores: José María Gentil
Baldrich y Ana Yanguas.
Publicaciones
y comisariado de exposiciones más relevantes:
·Cuaderno de la Alhambra. Manuel Aires
Mateus. Fidas. Sevilla, 2013.
Exposición: galería Joao Steves de Oliveira. Lisboa, 2015. En colaboración con
Victoria Fernández-Palacios.
·Rito y fiesta una aproximación a la
arquitectura efímera sevillana. COAS.
Ayuntamiento de Sevilla. Sevilla, 2004. Exposición: Ayuntamiento de Sevilla,
2004; Reservorio do Principe Real. Lisboa. 2007. En colaboración con José María
Gentil Baldrich.
·Dibujos del Alcázar de Sevilla.. Coas. Ayuntamiento de Sevilla. Sevilla, 2003.
Exposición. Apeadero Alcázar de Sevilla, 2003. COAGranada, 2004. En
colaboración con Antonio Ampliato Briones.
First Certificate in English.
Cambridge. 1979. Nivel C1, lengua
inglesa. Instituto Británico. Sevilla, 2014
Autorías
y miradas: el arquitecto y el dibujante
Karl
Popper establece la existencia de tres mundos: el Mundo 1, de los objetos
físicos, el Mundo 2, de los estados mentales individuales y el Mundo 3, de los
productos de la mente humana. Atendiendo a la clasificación de Popper puede
afirmarse que la realidad arquitectónica y el dibujo pertenecen al Mundo 1, el
mundo de los objetos físicos. Pero tanto la arquitectura como el dibujo, son producto
de la mente humana, por lo que ambos pertenecerán, también, al Mundo 3.
Para
enunciar algunas de las relaciones que pueden establecerse entre ambas
realidades: arquitectura y dibujo, atenderemos a su pertenencia a los Mundos de
Popper. Examinemos algunas de las posibilidades:
Si
se considera la arquitectura únicamente en su condición de objeto físico -Mundo
1- y al dibujo se le confieren tanto la cualidad de objeto físico como la de contribución
significativa de la mente humana, -Mundos 1 y 3-, se establecerán relaciones
que obtendrán más resultados gráficos que arquitectónicos, dotando al dibujo de
una importancia significativa en el seno del proceso productivo de la
arquitectura.
Si
tanto la arquitectura como el dibujo se consideran pertenecientes a los Mundos
2 y 3, pueden establecerse relaciones entre ambos cuyo contenido será tan
arquitectónico como gráfico, confiriéndole idéntico peso a ambos, pues esta
segunda opción llevará a considerar ambas realidades no como entidades físicas sino
como resultados de procesos mentales.
Atendiendo a ello será particularmente interesante el establecimiento de las
relaciones funcionales que se producen en el transcurso del proceso de
producción de la arquitectura.
Si
la realidad arquitectónica se entendiera exclusivamente en su condición de realidad
construida -perteneciente, por tanto, al Mundo 1-, quedarían excluidas de ese
estudio todas aquellas relaciones que se establecen con el dibujo antes de que
la arquitectura se construya, antes de
que sea objeto físico y, en consecuencia, se excluirían todos aquellos dibujos
que tienen que ver con la arquitectura aún no construida y con los
procesos de producción de aquellas que no concluyen en su ejecución física.
La
opción que desliga a la arquitectura de su pertenencia al Mundo 1, presenta
especial interés, pues si la arquitectura se considera perteneciente al Mundo 3
y el dibujo a los Mundos 1 y 3, es posible establecer las relaciones a lo largo
de todo el proceso de producción de la arquitectura. En este complejo
universo de relaciones entre el dibujo de los Mundos 1 y 3 y la arquitectura
del Mundo 3, es especialmente significativa la relación que se establece en los
inicios del proceso de producción de la
arquitectura: en la ideación, donde
tanto dibujo como
arquitectura -en cuanto que
creación- participan del Mundo 2, el
mundo de los estados mentales individuales. Si se considera a la arquitectura
tanto un producto de la mente humana, Mundo 3, como un estado mental
individual, Mundo 2; y el dibujo en su pertenencia simultánea a los tres mundos
de Popper: Mundos 1, 2 y 3, aparecen los vínculos que ligan al dibujo y la
arquitectura en el complejo proceso de ideación arquitectónica.
Autores: el arquitecto y el
dibujante
Entre
todo este abanico de relaciones, que se han establecido entre la arquitectura y
el dibujo, veamos, en primer lugar, aquella que se produce entre ambas realidades
atendiendo a la entidad, física o no, de la arquitectura que se dibuja.
Distinguiremos,
así, el dibujo de la arquitectura que es, ya, realidad arquitectónica y el
dibujo como anticipación y tránsito hacia la arquitectura que aún no es, que
será. El dibujo y la arquitectura se aproximan de dos maneras diametralmente
opuestas: una que, mediante la percepción, produce dibujos de lo ya existente,
estableciéndose vínculos diversos entre ambas realidades, y la otra, que se
sumerge en el dibujo utilizándolo como conformador de una realidad futura,
hasta su completa definición. La segunda de las maneras enunciadas tiene lugar
a lo largo del proceso de producción de la arquitectura, labor genuina del
arquitecto, mientras que la primera carece de nomenclatura como ejercicio de
una profesión específica.
Arquitectos
y dibujantes, podría decirse. Pero el arquitecto, en ambos casos, dibuja, tanto
si es autor –arquitecto- de la arquitectura que gesta como si es
dibujante de arquitecturas ajenas.
Los
dibujos de las figuras 1 y 2 ilustran las dos maneras de aproximación a la
realidad arquitectónica enunciadas: el arquitecto y el dibujante. En la primera de ellas (fig. 1), Bramante -el
arquitecto- dibuja su arquitectura: el Tempietto,
en un dibujo donde la realidad arquitectónica que será está ya definida, sin
poseer aún entidad física, corpórea. En la
segunda de las imágenes (fig. 2), Michael Graves -el dibujante- dibuja el templete de Bramante,
interpretándolo desde su percepción de arquitecto que dibuja una realidad
arquitectónica cuya autoría le es ajena.
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figura. 1 |
Donato Bramante.
San Pietro in Montorio. Roma. 1475.
Lápiz rojo sobre papel. 25,4 x 36,9 cm. Uffizi. |
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figura. 2 |
Michael Graves.
San Pietro in Montorio. Roma. 1961.
Tinta sobre papel. Michael Graves archives
La
mera observación de ambos dibujos no permitiría enunciar las dos afirmaciones
expresadas, pues el de Bramante bien podría reflejar una realidad
arquitectónica ya existente y el de Graves una arquitectura de su autoría.
Ambos dibujos podrían pertenecer a una arquitectura en proyecto o expresar una
realidad existente. No hay nada en su apariencia gráfica que incline la balanza
hacía ninguno de los dos lados. Ser conocedores de informaciones significativas
relativas a ambos dibujos: autoría, fecha y lugar de ejecución, confiere el
argumento que nos permite formular las dos afirmaciones citadas.
Jean
Paul Sartre sostiene que: “Debe distinguirse el acto de imaginar del de
percibir, no tanto en relación con los objetos a que se dirige, como en
relación al acto mismo de dirigirse.” [1] En
base a ello, las dos maneras de aproximarse a la arquitectura mediante el
dibujo, expresadas en los párrafos precedentes, constituirían dos actos bien
distintos: el dibujante de arquitecturas ajenas ejecutará al dibujar el acto de
percibir y el arquitecto autor el de imaginar. Bramante dibuja una arquitectura
que ha imaginado y Graves percibe y dibuja la arquitectura que Bramante
imaginó.
El
dibujante de arquitecturas ajenas, al dibujar perceptivamente, se vale del
sentido de la vista, pues mediante la visión mira, selecciona y elige aquellos
episodios formales presentes en la realidad arquitectónica que le guían en la
intención de su dibujo.
Ese
dibujante percibe la apariencia de la realidad arquitectónica en un lapso de
tiempo concreto, bajo unas determinadas condiciones que sólo se darán en ese
intervalo temporal. Y su percepción también muta, pues, aún producida mediante
el canal de la visión, varía según otras circunstancias intrínsecas y
cambiantes. Son por tanto, lecturas, interpretaciones, procesos analíticos como
todo aquel que implica el dibujar.
Le
Corbusier y Louis Kahn miran la misma Acrópolis, pero cada uno la percibe desde
su particular percepción, interesándose por unos aspectos concretos de esa
realidad. (fig. 3; fig. 4 y fig.5). Los tres dibujos tienen en común que
reflejan la relación que esa arquitectura mantiene con el lugar donde se
asienta: así el de Louis Kahn (fig. 3) y Le Corbusier (fig. 5) expresan la
ubicación elevada de la Acrópolis observada desde la lejanía, y el dibujo de la
figura 4, de Le Corbusier, refleja esa misma condición de promontorio, pero
ahora desde el interior del recinto, expresándola mediante la visión del lugar
circundante.
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figura. 3 |
Louis Kahn.
La Acrópolis desde el
Olympieion. Atenas. 1951
Pastel y cera sobre papel. 28
x 35,5 cm. Colección Sue Ann Kahn.
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figura. 4 |
Le Corbusier.
Acrópolis. Atenas. 1911.
Fundación
Le Corbusier.
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figura. 5 |
Le Corbusier.
Acrópolis. Atenas. 1911
Fundación Le Corbusier.
Existe
otra aproximación posible a la realidad arquitectónica que, si bien también se
produce perceptivamente, es independiente de las condiciones cambiantes de esa
realidad. Es aquella que persigue percibir, conocer, las cualidades invariantes
de la arquitectura que se dibuja.
Y,
también generada perceptivamente: la mirada analítica en la fase más primigenia
del proyecto, anterior incluso a los actos de ideación, e incluso entremezclada
con ella, donde no sólo se dibuja aquello que se percibe sino que se dibuja ya
algo de la futura transformación. En relación a este último
tipo de mirada
–perceptiva/ imaginativa- son
significativas las siguientes palabras de Alvaro Siza: [2]
"¿Qué mejor que sentarse en una explanada de
Roma, al caer la tarde, experimentando el anonimato y una bebida de color
exquisito?: monumentos y monumentos por ver y la pereza invadiéndonos
dulcemente. Inesperadamente, el lápiz o el bic empiezan a fijar imágenes,
rostros en primer plano, perfiles desdibujados o luminosos detalles, las manos
que las dibujan. Trazos primero tímidos, rígidos, poco precisos, luego
obstinadamente analíticos, por momentos vertiginosamente definitivos, libres
hasta la embriaguez; después, fatigados y gradualmente intrascendentes. En una
pausa de un verdadero viaje, los ojos, y a través de ellos la mente, ganan capacidades
insospechadas. Aprendemos desmedidamente; lo que aprendemos reaparece,
disuelto, en las líneas que después trazamos.”
El
arquitecto dibujante también dibuja, a veces, arquitecturas ajenas que no son aún
realidades físicas, que pertenecen a un proceso de producción inacabado donde la
arquitectura no ha llegado a ejecutarse. El proceso perceptivo es, en este
caso, más complicado, menos directo, sólo siendo posible para miradas educadas,
pues no se percibe la realidad arquitectónica directamente sino a través de unas
expresiones gráficas o, a veces, también plásticas –maquetas- que contienen
algunos aspectos de esa arquitectura. Lo usual es que esta relación entre
arquitectura y dibujo se produzca cuando la operación proyectual ha finalizado,
es decir, cuando la arquitectura ya ha está dibujada con el máximo rigor, hasta
el punto de que, si el proceso no hubiera quedado inacabado, habría podido ser
ejecutada a partir de esas expresiones.
Y
entraríamos, entonces, en territorios problemáticos: en la eterna disquisición
de si la arquitectura dibujada es ya arquitectura o si arquitectura es sólo aquella
que se ejecuta, que se construye… En un extremo de tal disquisición, Louis Kahn
afirma: “Ante todo quiero deciros
que la arquitectura no existe. Existe una obra de arquitectura. Y una obra de
arquitectura es una oferta a la arquitectura en la esperanza de que esta obra
pueda formar parte del tesoro de la arquitectura” [3],
quien va aún más lejos de la disyuntiva propuesta, pues personifica la arquitectura en una obra
concreta. En el otro extremo de la
disyuntiva se posiciona Massimo Scolari que expresa la idea de que la
construcción imita a la ideación y es por ello que considera esta última más
perfecta que la primera, al afirmar que en el acto de imitar siempre se produce
alguna omisión [4].
Retomando
los mundos de Popper puede decirse que esta arquitectura dibujada no pertenece
aún -en cuanto que arquitectura- al mundo de los objetos físicos -Mundo 1-,
aunque sí en cuanto que dibujo. Esa arquitectura dibujada pertenecería, entonces,
sin ningún género de duda, al Mundo 3 -productos de la mente humana- tanto en su
condición gráfica como en la condición arquitectónica que en ese dibujo
subyace, pues aunque no sea aún objeto físico arquitectónico, la ha producido
la mente humana.
Retomando
a Sartre concluiríamos diciendo que: el acto de aproximación y de lectura, ha
de ser, en este caso, doble: perceptivo, pues se es lector del dibujo y de sus
códigos; y a la vez imaginativo, ya que la
mente suplirá -mediante la imaginación- las percepciones directas que esa
arquitectura habría tenido de haber constituido una realidad física.
Miradas: lecturas y visiones
Eero Saarinen, miembro del Jurado para el Concurso de la Ópera de
Sydney, se incorpora tarde a las deliberaciones. A su llegada encuentra ya
realizada una primera selección de propuestas, habiéndose eliminado algunas de
las presentadas al concurso. Saarinen procede a evaluar los proyectos y, eludiendo
esa primera selección, analiza todos los presentados, incluso los ya excluidos,
entre lo que se encuentra el de Utzon. En opinión de Saarinen, la propuesta que
merece ganar es la de Utzon, y así lo trasmite al resto de los miembros del
jurado. Como parte de su discurso esgrime un argumento gráfico. Y así, con el
objetivo de facilitar el entendimiento del proyecto, realiza un dibujo (fig.
6).
figura. 6.
Eero Saarinen.
Opera House Competition. Jorn Utzon. Sidney. 1957.
Eero Saarinen collection. Manuscripts & Archives, Yale University.
En el trascurso de este proceso gráfico Saarinen ejerce de dibujante de
arquitectura ajena, con la particularidad de ser esta una arquitectura sin
presencia física aún. Eero es un lector con mirada educada y lee los dibujos
que Utzon presenta, mirándolos con mirada de arquitecto. Y esgrime su dibujo
como su mejor argumento, convincente hasta el punto de que finalmente el
proyecto de Utzon gana el Concurso.
La propuesta presentada constaba de doce formatos donde se habían
dibujado plantas, alzados, secciones y una perspectiva desde la escalera de
acceso que mostraba el escalonamiento de la plataforma y su parcial cubrición.
Y no incluía ninguna imagen exterior del edificio.
Lo
acaecido en las deliberaciones del concurso para la Ópera de Sídney nos introduce
de lleno en el asunto de la mirada hacía la arquitectura, de sus lecturas,
observaciones y visiones.
Habría
que distinguir, en primer lugar, entre
la mirada instruida, educada, formada y el resto de las miradas, las miradas
distraídas, las miradas no atentas, las miradas incultas. En ese sentido Vagnetti
apunta cómo los dibujos de arquitectura producen un “campo gráfico” propio que,
atrae selectivamente a aquellos temperamentos cultivados en cuestiones
gráficas. Las miradas del segundo tipo quedan al margen del interés de este estudio.
A la primera de estas miradas pertenece la de
Saarinen. A las segundas las de los miembros del jurado para los que dibuja. No
es, por tanto, extraño, que Saarinen dibujara su perspectiva, ni que la
esgrimiera como su mejor argumento, ni que como tal resultara altamente
convincente.
Un año después de ganar el concurso, Utzon presenta el documento
conocido como Red Book. En su página primera aparecerá el dibujo que
se reproduce en la figura 7.
figura 7
Jorn Utzon.
Opera House. Sidney.
Utzon Fonden. Aalborg Museum.
Los dibujos de Utzon y de Saarinen expresan la misma realidad
arquitectónica futura, el primero desde la autoría, desde la imaginación, y el
segundo desde la lectura: la mirada educada de Saarinen percibe la arquitectura
en proyecto a través de lo que expresan los dibujos de Utzon.
Retomando
la mirada hacia la arquitectura como realidad física, apuntaremos algunas
aproximaciones posibles. Esa mirada es siempre perceptiva, pues se efectúa a
través del canal de la visión. Así podremos encontrar dibujos que expresan sólo
las cualidades aparentes - por tanto cambiantes- de esa realidad. Pero esa mirar -ese dibujar
la arquitectura del natural- puede ir más allá de la mera percepción visual y produce,
entonces, otros dibujos distintos: dibujos que expresan cualidades invariantes
de esa realidad. Al primer tipo se adscribirán, entre otros, los llamados
“dibujos de viaje”, tan consustanciales a los arquitectos. Al segundo tipo
pertenecen los “dibujos de campo”, que
figuran, miden. Son dibujos que
expresan: la apariencia o la esencia del
objeto arquitectónico.
Para
el arquitecto, ambos dibujos, denominados “Dibujos o apuntes del Natural”, en
el primer caso y “Croquis”, en el segundo, difieren en su proceder del entendimiento
genérico que se les confiere en el mundo del dibujo no arquitectónico.
A
veces, estos dibujos ni siquiera están ejecutados en presencia de la realidad
arquitectónica sino que se realizan en momentos y lugares ajenos al lapso
temporal en que fue percibida. Son dibujos-recuerdo, donde la memoria juega un
papel crucial, pues ejecuta una labor de selección mucho más profunda que la
necesaria para dibujar del natural, ya que la propia memoria seleccionará,
mediante el recuerdo, aquellos aspectos que desea que sean dibujados.
La
mirada del arquitecto, a menudo, va más allá de la mera actitud perceptiva que enuncia
Sartre, pues en ella hay ya algo imaginativo, algo que enlazará después con un
acto de imaginación posterior: como una idea, como una referencia, o como un detonante
para un proyecto futuro o para algún proyecto en curso -ya presente en la mente
del arquitecto-. El acto de conocimiento perceptivo es entendido, así, como
paso previo para que esa realidad que se dibuja se convierta en memoria, en
poso arquitectónico que será parte de una imaginación futura. Louis Kahn relata
cómo es este proceder perceptivo-imaginativo: [5]
“Hace
algunos años he visitado Carcassone.
Apenas atravesadas las puertas, he comenzado a tomar apuntes y a dibujar, y las
imágenes que iba estudiando se me presentaban como sueños realizados. He
comenzado a retener atentamente en la memoria, unos después de los otros, las
proporciones y los vivaces detalles de aquellas grandiosas construcciones. He
pasado todo el día en los patios, sobre
las murallas, en las torres, y
cada vez tenía menos en cuenta
las proporciones exactas, los detalles
precisos. Al terminar el día, inventaba formas y colocaba edificios en
relaciones distintas respecto de las existentes. El arquitecto parte, como el
escultor o el pintor, de una hoja de papel en blanco, sobre la cual fija, paso
a paso, las fases del desarrollo de alguna cosa que quiere realizar. Los
cuadernos de bocetos del pintor, del escultor y del arquitecto, deberían ser
distintos. El pintor realiza bocetos para pintar, el escultor diseña para
esculpir, y el arquitecto diseña para construir”.
Los dibujos que Le
Corbusier ejecuta en los “carnets de viaje”, responden igualmente a este
proceder. La intención inicial del
dibujar como aprendizaje y conocimiento, poco a poco se va transformando hasta
convertirse en una fuente de ideas germinales que se reflejarán después a lo
largo de toda su obra. En los dibujos de los cinco carnets de “El Viaje a
Oriente” -1911-, queda patente esta transformación en su forma de dibujar.
“Viaje de siete meses
mochila al hombro: Praga, Viena, Budapest, Balcanes serbios, Rumanía, Bulgaria,
Roumelia, Turquía europea, Turquía asiática, Atenas, Delfos, y Nápoles y Roma,
y Florencia. En el séptimo mes (octubre), me encuentro de nuevo en la Cartuja
de Ema. Esta vez he dibujado; así las cosas se me han metido mejor en la
cabeza... Y en la vida, he partido hacia la gran pelea. Tenía 23 años” [6].
Le Corbusier había visitado
la Certosa del Galluzzo, la “Cartuja
de Ema” en 1907. Esta de 1911 era su segunda visita. Y, aunque en 1907 también
realizó dibujos, los de ahora serán distintos. Conocedor de la transformación
operada en su mirada y en el dibujo que genera, escribe: “Esta vez he
dibujado”.
En “El Viaje a Oriente”, Le
Corbusier realiza numerosos dibujos de la “Cartuja de Ema”. De entre todos
ellos nos interesan especialmente aquellos que reflejan esa mirada interesada:
esa que dibuja con una intención concreta: que analiza y dibuja el lugar, el
paisaje en que la arquitectura se enmarca. Dibuja plantas y perspectivas de
aquellos espacios que suscitan su interés. Dibuja cómo esos espacios se
relacionan con el lugar, con el paisaje. En el dibujo de la planta (fig. 8), la
flecha y el término vue
posicionan la dirección de la mirada, fijando así el concepto que le interesó
al dibujar. Operaciones gráficas que se suman a los dibujos a modo de
registros, añadidos para cuando estos se retomen como huellas de la
memoria. Y aquello que se expresa en el
conjunto que forman: los apuntes (fig. 9 y fig. 10), la planta, la flecha y la
palabra, dibujados a través de esa mirada que ha registrado el hueco al final
del corredor, desde el que se divisan el jardín cerrado y el paisaje de la
Toscana, serán rememorados años más tarde en la Villa Le Lac (fig. 11 y fig.
12).
figura 8
Le Corbusier.
Cartuja de Ema. Galluzzo.
Florencia. 1911.
Carnet 5, p. 12,13. Voyage
d’Orient. Fundación Le Corbusier.
figura 9
Le Corbusier.
Cartuja de Ema. Galluzzo.
Florencia. 1911.
Carnet 5, p. 10,11.Voyage
d’Orient. Fundación Le Corbusier.
figura 10
Le Corbusier.
Cartuja de Ema. Galluzzo.
Florencia. 1911.
Carnet 5, p. 14,15.Voyage
d’Orient. Fundación Le Corbusier.
figura 11
Le Corbusier.
Villa Le Lac. Corseaux. 1923.
Rotulador y ceras sobre papel.
Fundación Le Corbusier.
figura 12
Le Corbusier.
Villa Le Lac. Corseaux. 1923.
Grafito y lápiz de color sobre papel.
Fundación Le Corbusier.
Una mirada similar a esta
descrita se producirá también a través de la ventana que en la Villa Savoye remata la promenade: la misma manera de mirar el
paisaje enmarcándolo.
Idéntica mirada a la que
vemos en la Acrópolis. Aproximarse al lugar de una manera progresiva: mirar,
dibujar primero desde la lejanía (fig. 5). Y dibujar, después, los templos. Dibujar
el templo: el Partenón, como elemento que enmarca el paisaje, enfatizando, por
encima de todo lo demás, el lugar (fig. 4).
Al dibujar Pompeya repetirá
este mecanismo, mirando frontalmente: a cubierto, desde la columnata del Templo de Júpiter, hacía el foro; detrás aparecerá el Vesubio como
protagonista del paisaje. Podríamos considerar, por tanto, los dibujos de la “Cartuja
de Ema” como los precursores de una mirada. De una mirada atenta, instruida,
una mirada de arquitecto, que traspasa la mera percepción de lo que ve, una
mirada que es, ya, transformadora.
En 1929, de viaje por América
del Sur, impartiendo conferencias, Le Corbusier citará la Cartuja como un lugar
de revelación iniciática. No sólo en cuanto a su manera de mirar el lugar, el
paisaje; sino también en su apercibimiento de la Cartuja como vivienda, como
Ciudad Moderna, con la celda como unidad espacial base de esta ciudad: [7]
“La célula a ‘escala
humana’ está en la base. Permítanme que les muestre por qué caminos y cómo a
través de veinte años de curiosidad atenta, han llegado unas certidumbres. El
origen de estas indagaciones, por mi cuenta, se remonta a la visita de la Chartreuse
d’Ema, en los
alrededores de Florencia, en el año 1907. En aquel paisaje
musical de la Toscana, vi una ‘ciudad moderna’, que coronaba una colina. La más
noble silueta en el paisaje, la corona ininterrumpida de las celdas de los
frailes; cada celda tiene vista sobre la llanura y tiene salida a un
jardincillo en pendiente completamente cercado. Creí no poder encontrar nunca
más una interpretación tan alegre de la vivienda. La parte trasera de cada
celda se abre por una puerta y un portillo y da a una calle perimetral. Esta
calle está cubierta por un arco: es el claustro. Por ahí funcionan los
servicios comunes -el rezo, las visitas, la comida, los entierros-. Esta
‘ciudad moderna’ es del siglo XV. La visión radiante me quedó fijada para
siempre. En el año 1910, de regreso de Atenas, me detuve una vez más en la
Cartuja. Un día, en el año 1922, hablé de ella a mi asociado Pierre Jeanneret;
en el dorso de un menú de restaurante, hemos dibujado espontáneamente los
‘inmuebles-villas’; la idea acababa de nacer”.
Esta mirada de Le Corbusier
y los dibujos que a través de ella se producen son experiencias cognoscitivas
que suscitan procesos imaginativos posteriores, ideaciones, constituyéndose así
en registros de su particular almacén de memoria.
Para
finalizar este recorrido por las autorías y las lecturas de la arquitectura, se
apunta una tercera aproximación entre arquitectura y dibujo, que se concreta en
aquellos proyectos desarrollados sobre una realidad arquitectónica físicamente
existente. Ahí la
percepción y la imaginación se
sucederán, secuencialmente o no. Y a la vía inicial de conocimiento perceptivo
de la arquitectura preexistente, sobre la que se actúa, se superpondrá después la
vía de la imaginación en el momento del proyectar de la nueva arquitectura. Ejemplo
de ello son los dibujos que Schinkel realiza para el proyecto de Palacio Real
en la Acrópolis de Atenas. Y esa Acrópolis de Schinkel nada tiene que ver con
la que hemos visto dibujada por Le Corbusier y por Kahn, pues para llegar a
esos dibujos, Schinkel ha debido experimentar primero un conocimiento perceptivo
para continuar, después, con el proceso imaginativo del proyectar (fig. 13 y fig. 14).
figura
13
Karl Friedrich Schinkel.
Proyecto para Palacio Real. Alzado.
Acrópolis. Atenas. 1845.
Acuarela sobre papel. Staatliche
Museen zu Berlin.
figura
14
Karl Friedrich Schinkel.
Proyecto para Palacio Real. Planta.
Acrópolis. Atenas. 1845.
Acuarela sobre papel Staatliche Museen
[1] SARTRE, Jean
Paul. Citado en KEARNY, Richard. Poetics
of imagining, From Hurssel to Lyotard, Harper Collins Academic, Londres,
1994, p. 49.
[2] SIZA, Alvaro.
Citado en SIERRA, José Ramón, MANUAL de DIBUJO de la ARQUITECTURA, etc.
Contra la Representación, Instituto
Universitario de Ciencias de la Construcción. Escuela Técnica Superior de
Arquitectura. Universidad de Sevilla, Sevilla, 1997, p. 132.
[3] KAHN, Louis. Citado en QUARONI, Ludovico, Proyectar un edificio. Ocho lecciones de
arquitectura, Xarait, Madrid, 1987,
p.
43.
[4] "L´ideazione
è sempre più perfetta della costruzione poichè la seconda imita la prima; e non
si dà imitazione senza una qualche omissione." SCOLARI, Masimo.
“Considerazioni e aforismi sul disegno”, Rassegna
nº 9, marzo 1982, p. 83.
[5] KAHN, Louis,
“Notebooks and Drawings”, [1962], en ROCA, Miguel Ángel, Louis Khan. Arquetipos y modernidad, Nobuko, Buenos Aires, 2009.
[6] LE CORBUSIER, “Unités d’habitation de grandeur
conforme”, FLC, A(3) 1.avril 1957.
[7] LE CORBUSIER. Précisions sur un état présent de
l’architecture et de l’urbanisme, Paris, 1930, pp. 91-92. Edición en castellano: Poseidon, Barcelona,
1978, p. 113.
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